jueves, 21 de junio de 2012

Amenaza creciente, Vol. 3

A continuación se relata la historia de Lathenil de Solaria, un refugiado altmer de la isla de Estivalia que llegó a Cyrodiil en los primeros años de la Cuarta Era. En palabras del propio Lathenil, no huyó de las consecuencias de la Crisis de Oblivion en Estivalia, sino más bien de "la tenebrosa sombra de los Thalmor que se cierne sobre mi amada tierra".

Lathenil tenía una presencia muy intensa, por decirlo con gentileza, y algunas de sus acusaciones a los Thalmor parecía rozar la locura. Quizá esa fuera la razón por la que sus fervorosas advertencias y sus críticas abiertas a los Thalmor y el Dominio de Aldmer fueran desatendidas, pero la historia finalmente ha reivindicado, al menos en parte, las afirmaciones de Lathenil.

Proxis Erratuim, historiador del Imperio.

Con extrema cautela, organicé a un grupo de conjuradores integrado por aquellos que desconfiaban de los motivos y métodos de los Thalmor. Durante varios meses, me desprendí de mis ancestrales propiedades y acumulé toda la herencia que pude sin levantar sospechas. ¡Iría en busca de Rynandor y le ayudaría a recuperar su reputación y su posición. Entonces volveríamos para derrotar a los Thalmor con sus propias armas y recuperaríamos las costumbres y moral de los altmer! El resto de conjurados debían permanecer en la isla de Estivalia y ganarse la confianza de los Thalmor en la medida en que mejor pudiera convenir a cada uno de ellos, y enviarme cartas clandestinas cuando les fuera posible.

Tras semanas de meticulosas investigaciones y carísimos sobornos, averigüé que Rynandor había sido enviado a Yunque por barco. Conseguí un pasaje, y allí casi termina mi búsqueda, ya que Rynandor nunca había atracado en su puerto. El pálpito que tenía de que Rynandor había sido víctima de un engaño y asesinado se vio confirmado cuando seguí la pista de varios marinos que supuestamente iban a bordo del barco de Rynandor. Todos habían muerto en misteriosas y violentas circunstancias.

El primero de los atentados que sufrí contra mi vida sucedió poco después. No es necesario decir que sobreviví, pero mi ambicioso plan de frustrar los planes de los Thalmor se esfumó ante la ausencia de un líder carismático al que seguir. Me oculté y esperé ansiosamente noticias de las actividades de los Thalmor allá en la isla de Estivalia.

En los años siguientes intenté influir en el Imperio por todos los medios posibles y advertirles de la intenciones de los Thalmor. EL Imperio, no obstante, ya tenía suficientes preocupaciones una vez finalizadas la Crisis de Oblivion dentro de sus fronteras como para preocuparse de los problemas de la lejana Estivalia. Tras el asesinato del emperador Uriel Septim VII y sus herederos, y la inmolación de Martin Septim, auténtico salvador de la isla de Estivalia y del resto de Tamriel quedó herido de muerte.
El sumo canciller Ocato reunió al consejo de ancianos al completo en un infructuoso intento de elegir un nuevo emperador. Sin un emperador, el Imperio comenzó a desmembrarse más allá de los límites de Cyrodill. Ocato accedió a regañadientes a convertirse en potentado según los términos del decreto del Consejo de Ancianos hasta que se restableciera el dominio del Imperio, pero un líder a regañadientes no suele ser un líder fuerte.

El potentado Ocato realizó esfuerzos encomiables para poner freno a la locura que amenazaba con desmembrar el Imperio, e incluso había realizado grandes avances cuando la Montaña Roja entró en erupción y destruyó casi todo Páramo de Vvarden, probablemente debido a la manipulación de los Thalmor, aunque no tengo pruebas de su implicación en este suceso. Lo que quedó de Morrowind se sumió en el caos más absoluto. Los efectos de la erupción alcanzaron incluso a Ciénaga Negra, con la destrucción de los caminos y el aislamiento de las guarniciones Imperiales en ese lugar.

Nadie estaba preparado para lo que sucedió a continuación.

de Lathenil de Solaria

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